miércoles, 25 de mayo de 2011

Ladrán..... luego cabalgamos!!!

Estimado Anónimo, gracias por tu comentario:
" cada dia sois mas tontos y mas creidos, se que no saldrá pero al menos lo leereis"

Pues mira, esta vez, no sólo se va a publicar sino que, va a tener respuesta, eso sí... no va a ser una conversación ni un debate así que, ya puedes olvidarte de replicar por que..... el hilo termina aquí y ahora.

Dicen los entendidos:

Por Arturo Ortega Morán
¡Qué difícil es ir por la vida con tranquilidad! Apenas nuestras acciones marcan huella y, como perros, no faltan adversarios que con fuertes ladridos tratan de persuadirnos de que nos detengamos. Cuando esto sucede, a manera de conjuro para contrarrestar la agresión, solemos repetir la frase atribuida al Quijote: Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”.

La misma idea, la encontramos en un texto extraído de un ejemplar del Semanario de Salamanca, publicado el 30 de agosto de 1794:
“Y sufriré desprecios de tontos, que son lo mismo que ladridos de gozquecillos (perros falderos) contra los mastines; y así como estos no hacen caso de aquellos, lo mismo tendré que hacer con los de igual casta”.

Ladrador (1808) Goethe: (En la traducción, agradezco la colaboración de Roberto Gómez Junco Jr.)   Cabalgamos por el mundo
En busca de fortuna y de  placeres
Mas siempre atrás nos  ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

Estimado Anónimo... no ha inventado las sopas de ajo, no es original por mucho que quiera parecerlo, ya viene de antiguo, como se puede apreciar, que detrás de unos que se mueven, tienen éxito, saben donde van, saben lo quieren y lo consiguen..... en definitiva, cabalgan....... SIEMPRE, hay pobres de espíritu que, queriendo seguir sus pasos... sólo pueden ladrar!!!

Y además........ no está ya muy mayor para esas cosas?

viernes, 20 de mayo de 2011

PREMIO PRIMAVERA

lau{FN_JF} ha concedido a este blog, el premio primavera, será imparcial? jejeje

Ahora el protocolo del premio:

TRES MENTIRAS SOBRE NOSOTROS:
- Lo sabemos todo, todo y todo.
- Estamos solos en el mundo, sin amigos.... sin afinidades.
- Somos seguidores de Belén Esteban (jajajjajajaa esta cuesta de creer, eh?)

TRES VERDADES SOBRE NOSOTROS:
- Amamos la vida que llevamos.
- Disfrutamos aprendiendonos a la par que nuestras sumisas.
- Amigos de "nuestro círculo" y nunca amigos de lo ajeno (esta es doble.. ea!)

PASAR EL PREMIO A CINCO BLOGS:
Qué difícil es esto, somos "seguidores" de muchos, y nos gustan muchos.... elegir cinco entre todos ellos para premiarlos es complicado... así que a la vieja usanza: pito, pito....
La Dragona indomable  (dice lo que siente, y se defiende con fuego y colmillos cuando es necesario)
Maestro Púrpura (el reencuentro con un amigo)
MEINHERR-BDSM (simplemente por que hay que tenerlo presente, en ocasiones para consultar)
Amarrado en Tortuga (claro, conciso, directo........ sentimientos)
Tutorial BDSM (definitivamente, el blog de consulta)

Gracias a todos!!!

viernes, 13 de mayo de 2011

Una crónica.......................

INTRODUCCION:
CASTIGO
El Amo abre la puerta. De cara a Él, con la cabeza gacha y la mirada baja, casi pegada a las tablas del pavimento halla a la perra.
Arrepentida, humillada, sin entidad alguna hasta que no reciba la aprobación de quienes le mandan y a los que ha ofendido, ni un sonido sale de su boca. Sus oídos de abren cuando escucha las palabras de su Señor que también son las de su Señora ahora ausente.

Despacio y en silencio se encamina a la estancia donde se desnuda de todo menos de su collar. Así es como más feliz se siente, luciendo la marca en su cuello, el sigo de su pertenencia. Pero ahora, ese collar, esa marca  no son motivo de orgullo, son una losa, un peso que la lastra hasta lo profundo de la humillación y del que no se librará hasta que expíe su pena con dolor y lagrimas.
De cara a la librería acepta mansamente el abrazo de los grilletes que la pegan al cepo de acero y la levantan hasta casi no tocar el suelo con las puntas de sus pies. Se prepara, arquea su espalda y cuando empieza la serie de fustazos los recibe con dolor, los cuenta para su interior. Su Señor y la vergüenza que experimenta aún no le permiten abrir la boca mientras los recibe. El dolor que los dos le producen la hace llorar.
A cada golpe, a cada silbido de la fusta en el aire, a cada dolor lacerante en su piel la perra se libera de su humillación, comprende lo que no había comprendido antes y el velo de confusión va cayendo de sus ojos a la par que las  lagrimas.
De repente, silencio. Quietud conforme siente el latido de su sangre agolpada en su retaguardia ardiente toma conciencia de que el castigo ha acabado, ya está libre de culpa.
Con un “Muchas gracias Mi Señor” pronunciado entre sollozos vuelve a ver el camino infinito de su educación y de su obediencia expedito y libre de obstáculos.
Está lista y preparada para volver a andarlo a los pies de sus Señores sin dudas, libre con una lección más aprendida en su biografía de perra.

CUADRO PRIMERO
Toma de contacto;
Escenario:
Salón, librería de pared completa de roble sofá amplio.
Composición:
Seis personajes. Dos Dominantes, dos perras sumisas, un Amo invitado, una aprendiz de sumisa.


Desarrollo:
Después de una estupenda velada donde se han roto barreras, tranquilizado ánimos y relajado nervios volvemos a casa para unos, descansar del viaje, otros descansar del día de trabajo y todos, esperar lo inesperado.
En un semicírculo integrado por todos los personajes, los Dominantes anfitriones de esta toma de contacto, disfrutan de un café sentados en sus sitiales, los invitados aprendices en sus sillas y las perras a los pies, en el lugar de la alfombra indicado para ello.
Entre muestras de alegría y distensión (siempre sin salirse del protocolo) empiezan a aflorar utensilios y herramientas usados por estos Doms para las sesiones con sus perras, con el lógico interés e infinita curiosidad por parte de los aprendices. Están decididos a aprender y las lecciones parten de cada detalle nuevo que ven a su alrededor.
El Amo de la aprendiz disfruta probando en ella el regalo de sus anfitriones, unos palillos chinos de bambú para presión de pezones  regulables con gomas de caucho que han recibido con agradecimiento y alborozo.
Los Doms anfitriones se hacen un gesto complice y sin mediar palabra una de sus perras recibe la orden de arrodillarse ante la sumisa invitada que está sentada. Con una mirada con un gesto de sus señores la perra sabe lo que tiene que hacer. Sin pérdida de tiempo gatea hasta el lugar indicado y mientras se coloca en posición su Señor toma la fusta de punta flexible y mide el aire haciéndola silbar.
El silencio se posa en los volúmenes de la librería mientras las miradas de quienes observan no pierden gesto de los ejecutantes. La Domina anfitriona interesada en el buen hacer de su perra, la perra hermana ojiplática, el Amo aprendiz con la respiración agitada y con confianza pero lleno de curiosidad.
El Anfitrión empieza a restallar la fusta a ritmo sobre el trasero de su perra mientras la sumísa aprendiz sujeta su rostro entre sus rodillas sometiéndose ambas al control y la dirección de quien maneja la fusta.
La perra recibe la orden de lamer la humedad que la excitación produce en la aprendiza y así lo hace mientras cuenta los fustazos.
Después, bajo las indicaciones de su Amo y con permiso del dueño de la aprendiza, comienza lentamente a hacer la introducción de su mano. Paulatinamente, dedo a dedo, hasta formar una piña con todos mientras sigue recibiendo intercaladas raciones de fusta y caricias furiosas en su encharcado coño.
Cuando ya solo la muñeca se deja entrever entre la piel, la carne y el sudor, cuando los gritos de ambas arrecian y los últimos suspiros de la subida se convierten en gracias todo acaba…  Así de simple. Así de grande.
Su Ama satisfecha y orgullosa, su señor contemplando la escena de la caída con la fusta en la mano y su hermana dejando escapar una lagrima.
La sumisa invitada robando al aire la ultima inspiración queriendo sentir en sí la vibración postrera de lo vivido.
La perra no puede sentirse mejor. Más tirada, más exhausta, más usada…
Los invitados han tenido una pequeña muestra, un atisbo de contacto y desean más. Pero tendrá que ser… Mañana.
CUADRO SEGUNDO
La sesión
Después de una abundante comida, variada en matices y bien acompañada de franca y amena conversación, aún calentando el cuerpo los cafés, el semicírculo de atención vuelve a componerse con los asistentes a esta obra.

En el centro de este y pegado a la librería, el plano de la superficie lisa  de una mesa se destaca sobre todo lo demás, mientras el Amo anfitrión y una de sus perras van ocupando el escenario ante la expectación de los demás observadores.
A una orden la perra extiende sus manos para que las esposas metálicas manejadas por su Amo rodeen con fuerza sus muñecas. Estos  brazos soldados por las muñecas de la perra son alzados hasta engancharse con una argolla de acero en la polea que los alza y los mantiene altos e inmóviles, en tensión.
Los ojos de la perra están cegados por unas gafas de soldador opacas no puede ver, solo… Sentir.
Está lista. Al tratarse de una técnica que carece del potencial visual de los azotes  la perra es dispensada de la mordaza. Sus Amos desean que por sus labios salga la expresión de las sensaciones que están por llegar.
En las manos del Amo Anfitrión los demás observan el artefacto. Parece algo inocuo, con el aspecto de un simple receptor de radio pero saben que tiene en su interior el poder de la chispa, de la electricidad que, controlada recorrerá para su capricho y con su control, bajo la piel, el cuerpo de su perra.
Los electrodos están listos, las pinzas han sido enganchadas bajo los pechos y en los labios mayores de la perra arrancando tenues gestos de molestia al morder las pinzas metálicas las zonas de piel donde son fijadas por el Amo anfitrión.
Al comenzar la transmisión de corriente la cara de la perra cambia, sus expresiones son transiciones hacia el dolor cada vez que el Amo aumenta la potencia o la frecuencia.
Grita. Con un cuarto de la potencia y a frecuencia rápida el latido de la chispa hace mella en el aguante de la perra. El sudor perla ya su frente y las gotas saladas comienzan a manar de sus axilas de manera proporcional a sus expresiones de dolor.
Su coño encharcado y revisado por el Amo palpita a ritmo de las vibraciones eléctricas. Es un manantial, a cada cambio de ritmo, de intensidad, a cada subida puntual de la potencia, los personajes asisten a cambios de tono y de matiz en la música de sus gemidos. Ora dolor intenso, ora descanso y alivio, ora placer al límite.
Con un súbito gesto el Amo pulsa el botón de subida de potencia por última vez , mientras entre sus dedos aprieta el clítoris y la uretra de la perra haciéndola subir al pináculo de sensaciones, donde no puede sino rozar la pérdida de consciencia y después … Desconexión, respiración … pero en modo alguno calma. Aun quedan los últimos gemidos, ya alejados, que marcan la retirada de los electrodos cuasi soldados en la piel de la perra.
Una vez recuperada la perra y vuelta a su lugar entre los espectadores, a los pies de su Señora el Amo alumno expresa el deseo de someter a su perra aprendiza con la misma técnica que acaba de ver, con la supervisión del Amo Anfitrión.
La escena queda compuesta de la manera siguiente:
La perra aprendiza encima de la mesa , con las manos engrilletadas a su espalda  el Amo anfitrión a la derecha de la mesa manejando  el control de corriente y el Amo aprendiz y propietario a la izquierda de la mesa en la que se encuentra la sumisa novata nerviosa y expectante.
Manejando el control el Amo Anfitrión muestra al invitado el efecto que produce la circulación de la corriente  en el cuerpo de su perra. Los electrodos y las pinzas dentadas, están colocados en la misma posición que los tenía la perra anterior y con cada minúscula variación. La novata tiembla y gime con un tono agudo.
El Amo invitado, propietario de la perra y mas conocedor de su capacidad, da instrucciones: Más intensidad, más potencia, más frecuencia, mientras acaricia el coño de su sumisa que cada vez deja más cerco de humedad en el tapiz que cubre la superficie de la mesa.
Llega el cénit. Esta sumisa aprendiza es un rio. En la última descarga su propietario retira la mano acompañado de un tremendo chorro de flujo  acompañado por un grito informe, luego, desmadejada la sumisa cae en brazos de su Amo, sin nervio. Una muñeca rota. De tal manera que ni siquiera grita al retirarle las pinzas el Amo Anfitrión.
Llega el turno del Ama Anfitriona de disfrutar sometiendo a su otra perra al trance de los azotes, su preferido. Para ello a una seña, sin palabra la perra señalada se pone en pié y avanza hacia el gancho de la polea donde el Ama Anfitriona ha colocado la barra de acero horizontal. No la ata, no es necesario, sabe que su perra aguantara los azotes sin soltarse de la barra, soportándolos, degustándolos. Sintiendo que cada uno de ellos que acaba en su piel es un punto de orgullo por su Ama, por su Señora, su Diosa con el flagelo en la mano.
Empieza la tanda con gato de múltiples colas de cuero la variación de la intensidad, la frecuencia y los puntos de la piel donde este recala, determinan el tono de la respiración de la perra. No grita , pero sus suspiros son tan profundos que su dolor se hace patente asi como el esfuerzo que hace al soportar los azotes.
Después, la vara . Diferentes gemidos, diferentes sonidos al tomar contacto esta con los gemelos de la perra. La mano maestra del Ama maneja el apéndice rigido con la habilidad del navegante u compas y traza con ella rumbos violetas  y bermellones sobre la piel de su perra.
La barra de acero brilla por el sudor de las palmas de  las manos de la perra tal es la fuerza con la que la empuña. No se ha soltado ni una sola vez. Ni siquiera cuando su Ama ha efectuado la última tanda de azotes con el rebenque de verga de toro.
Pausa. Mientras la perra recupera el ritmo de su respiración a pie firme, su Ama prepara las cuerdas.
Cuidadosamente, vuelta a vuelta, nudo a nudo el Ama Anfitriona traza el dibujo de tela de araña sobre el cuerpo de su perra en una carada de soga.
Los nudos ciñen su contorno y la hacen destacar como el regalo empaquetado que esta Ama se hace a sí misma de la perra que es Su propiedad y con la que está disfrutando a capricho.
“De rodillas, atrás, sentada sobre los talones, con las piernas abiertas”. Esta es la orden que recibe la perra de su Señora y que es acatada al segundo. Con la carada decorando su cuerpo, no puede haber mejor imagen de la entrega.
La Señora toma de nuevo el gato y comienza a abanicar en molinillo la piel de su perra abierta,la azota solo con la punta de las colas. La perra  es un campo llano donde marcar lo que es suyo donde a cada vuelta el rojo de la piel se hace más intenso, más escarlata, más caliente.
La perra ya no controla la respiración, el Ama está en lo alto. El Amo aprendiz toma con fuerza la mano de su sumisa dejándola sin sangre con la presión de la suya mientras mira lo que transcurre ante los ojos de los dos. La sumisa invitada llora de emoción por lo que la perra azotada y roja transmite. La perra hermana no puede tampoco evitar las lagrimas de orgullo por su hermana y devoción por su Ama y el Amo Anfitrión, sin perder un ápice de atención de la escena, con una voz… Rompe el clímax.
La voz de alerta (que no de alarma) ha vuelto a la tierra al Ama Anfitriona que comenzaba a alejarse del suelo montando la yegua del poder. Dejando el flagelo, toma entre sus brazos a la perra que ya en el suelo carece de sentido alguno del donde y del cuándo pero que al sentir el abrazo de su Ama  sabe que jamás ha perdido el quién.
Temblorosa, sollozante, escuchando al oído las palabras de aliento y orgullo de su Ama mientras es desatada, la perra no tiene control de sus manos, de su respiración, de su ser. Poco a poco vuelve en sí misma y rompe a llorar en cascada. Cuando su Ama deshace la carada de soga de su cuerpo, en este queda la marca de la cuerda. Esta piel en blanco destacando sobre el escarlata de toda su superficie corporal, este blanco que al resguardo de la cuerda no ha sido tocado por el azote de su Ama es la pureza de la entrega de esta perra.

EPILOGO

Los hechos fundamentales de estos días ya han sido narrados con profusión. Entre actos ha habido cenas, comidas, bromas, camaradería, obediencia, sumisión, orgullo, paseos, Rastro y compras. Todo un cúmulo de actos enlazados para llenar el tiempo con sentimientos y acciones conscientes e inconscientes que han marcado este periodo con conclusiones de unos Amos Anfitriones  orgullosos de sus perras, de un Amo y una sumisa invitada deseosos de aprender y de unas perras que cada vez que miran su posición en la alfombra a los pies de sus Amos se ven plenas, entregadas se ven ELLAS.
Los invitados se han marchado, ya no hay fustas, ni cuerdas, solo han quedado dos perras a las que como colofón de este tiempo se les permite ser instrumento del placer de sus Amos, de entregales sus cuerpos para su placer de ser testigos de cómo Ellos, satisfechos acarician sus cabezas y besándose los dos emplazan a sus perras para la próxima vez.
Ellas tienen permiso para seguir soñando.